Ángeles Galino (Barcelona, 1915 – Madrid, 2014) fue una de las personas más influyentes de nuestro país en el ámbito educativo a lo largo del siglo XX, y siempre estuvo vinculada a la Institución Teresiana: como miembro a lo largo de toda su vida y como directora general de 1977 a 1988.
Se trasladó muy joven a Madrid, para estudiar la carrera universitaria, y destacó como una estudiante muy brillante. Conoció personalmente a Pedro Poveda y se interesó por su obra y sus inquietudes educativas. Con los años, se convirtió en una destacada pedagoga, especialmente en el ámbito de Historia de la Educación.
Ángeles Galino, que formó a muchísimos educadores y que obtuvo un merecido reconocimiento internacional como investigadora en el campo de la educación, fue la primera mujer catedrática por oposición en España y ejerció su docencia en la Universidad Complutense de Madrid, hasta su jubilación, en 1983. Consejera de número del Consejo Nacional de Educación, fue nombrada directora general de enseñanzas media y profesional y directora general de ordenación educativa entre 1969 y 1971, y formó parte del equipo de expertos en los trabajos de preparación de la Ley general de educación de 1970.
Su bagaje tanto dentro como fuera de nuestras fronteras es enorme. Colaboró con numerosas universidades de Latinoamérica, fue delegada de la Unesco para la Planificación de facultades de Educación en Brasil y formó parte de la Comisión de Intercambio cultural entre España y Estados Unidos, auspiciada por el Ministerio de Educación y Ciencia. Doctora Honoris causa por las universidades de Santo Tomás de Manila, Jaime I de Castellón y Comillas de Madrid, fue miembro de la Academia de Doctores de España y de la Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Ángeles Galino, mujer, creyente y apasionada por las cuestiones educativas, trabajó incansablemente en el diálogo de la fe con las diversas culturas y abrió caminos en favor de la mujer: dio mucha importancia a la formación, preparación y capacitación profesional para la participación activa en la sociedad y en los espacios públicos.
Quienes la conocieron en las distancias cortas destacan su lucidez, capacidad de escucha, amplitud de miras y, al mismo tiempo, su sencillez y cercanía personal.
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